Desde hace tiempo venía pensando en llevar a los niños a conocer el refugio de Vegabaño.
Es un lugar idílico de bastante fácil acceso para ir con los peques. Había pasado 8 años desde que fuimos a conocerlo con nuestros compañeros de montaña y tenía mucha ilusión en volver ahí con la siguiente generación. Mi primera idea era subir por la tarde, pernoctar en el refugio y bajar al día siguiente, pero quería volver ahí con los amigos y sus hijos y algunos eran muy pequeños aún para hacerlo así, de manera que después de liarlos un poco reservamos un finde en nuestra agenda para la ocasión.
Llegó el día y no se como pero al final solo falló una pareja del grupo de antaño y encima el sol brillaba con fuerza. Nos quedamos en una casa rural de la zona y el sábado comenzamos la ruta sobre las 11 de la mañana.
Ahora hay un aparcamiento grande en la entrada del pueblo donde se puede dejar cómodamente los coches sin saturar las calles del pueblo. Aparcamos y nos organizamos para comenzar la jornada. Septiembre esta siendo muy caluroso este año, y pronto comenzamos a sudar con las primeras rampas al salir del pueblo.
En cuanto entramos en el magnifico hayedo el sol dejó de ser un problema y tanto mayores como pequeños disfrutamos del sonido y tranquilidad del bosque, sus setas, su manto de hojas... este hayedo es un lugar muy especial, nunca me cansaré de pasear por el.
Los peques como titanes iban subiendo poco a poco entre juegos de búsqueda de líquenes, reconocimiento de setas o esconderse y dar sustos a los mas rezagados.
Como siempre las fieras no dejan de sorprendernos y a medio día ya nos plantamos en la vega que da nombre al refugio, comiendo en la terraza con las mejores vistas que uno puede desear.
Después de comer, los niños se dedicaron a explorar el entorno siguiendo como corderitos a la hija de los guardas del refugio.
A las 4 decidimos que era hora de volver, los niños se despidieron de su nueva amiga y volvimos por el mismo camino de la subida. Enol cansadito bajó en la mochila de porteo, igual que las dos niñas mas pequeñas que aún no caminan, pero los tres mayores nos dejaron a todos boquiabiertos llegando a Soto en apenas una hora...10km de pateo! Menudos campeones!
Y así pasó la jornada familiar de montaña en Picos de Europa; es la primera ruta de Ruby y Enol en Picos y lo pasaron en grande, y como no si cuando en lo alto de una montaña hay un amigo ¡es mas fácil subir!
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