Este año tocaba que los niños coronasen el Pajariel, ese monte omnipresente que nos atrapa la mirada estés donde estés en Ponferrada. Ya habían subido al primer repetido, pero ahora tocaba llegar hasta arriba.
Pues a falta de subirlo una vez, al final lo subieron tres veces; primero lo subimos con mi hermano y mi sobrina, no sin comer unos ricos churros en Otero primero, segundo con nuestros amigos reunidos que siguen dándole muy fuerte a las peque-rutas, y por último con Hugo.
A parte de dejarme impresionada, tras subir en poco más de una hora, demostraron una gran fortaleza bajando corriendo y aún teniendo fuerza para jugar en el parque después.
¡Menudos campeones!
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