Madrugamos mucho y se ve que demasiado ya que no encontramos donde tomar un café para desayunar, menos mal que íbamos preparados!
Salimos del pueblo a las 8 con nuestro guía disfrutando de una lenta subida mientras el sol hacía presencia en el horizonte, la zona la conocemos de cuando hicimos hace unos años el pico Cerroso pero esta vez queríamos ver el pozo de las nieves...
Costó un poco pero siguiendo unos hitos que cada vez eran mas grandes a medida que nos acercábamos a nuestra primera parada, logramos dar con el...y efectivamente en el fondo había nieve... Salva lo recordaba de otra manera pero yo creo que será que los años nos hacen olvidarnos de las cosas!
Bajamos al collado que separa el Roscas del Rionda - el collado de los muertos- según nuestro guía, y yo pongo cara de póker viendo por donde nos quiere llevar Salva..."¡que si, que por aquí subí un año que vine a recoger setas con mi padre!" o eso decía el, otra vez mas que creo que la memoria hace lo que quiere con nuestra mente (o al revés), el caso es que lo seguimos un aunque al principio hay un patio que impone un poco, rápidamente la trepadas se tumban y llegamos a una zona herbosa que poco a poco nos va llevando hacia la cresta rocosa cimera. Y llegamos. Pena Rionda...desde aquí disfrutamos de todas las cumbres que hemos conocido de esta zona, que ya van siendo unos cuantos.
Ahora la duda es ¿por donde bajamos? se plantean tres opciones, descender por detrás perdiendo altura hasta alcanzar el collado de Argovejo, crestear a lo loco, o seguir el track descargado de wikiloc...y por supuesto no elegimos la correcta (wikiloc wikiloc...por qué nos haces esto???)...
Tras una penosa bajada por una canal herbosa y peligrosamente engañosa, con una salida en una peña donde tocó destrepar, llegamos a la base del Rioscas...no sin antes estar a punto de divorciarme o de enviudarme por partes iguales...
Y el regreso lo hicimos por el hoz de las escaleras disfrutando otra vez mas del precioso cauce del rio, hayedo y otro de los rincones mas bellos que conozco... con la promesa de volver en otoño para que los retoños también puedan conocer este lugar.
¡que bonito es Argovejo!
